‘Europa no puede’, por Manuel Camas

“Hoy ni Europa ni el Planeta pueden permitirse el uso de combustibles fósiles, petróleo y gas, intento reducir mi huella de carbono, ahorrar energía, también agua, reciclar, reutilizar, optar por los productos cercanos, tomar menos carne”.

por Manuel Camas

 

Martes, 6 de septiembre de 2022. Aunque usted pueda pagarla, España no puede, recuerdo una campaña publicitaria del Gobierno de Adolfo Suárez, en 1976, que invitaba al ahorro energético, en mi caso, el de un niño de la época, me generó la responsabilidad, que afortunadamente conservo, de apagar las luces.

Hoy ni Europa ni el Planeta pueden permitirse el uso de combustibles fósiles, petróleo y gas, intento reducir mi huella de carbono, ahorrar energía, también agua, reciclar, reutilizar, optar por los productos cercanos, tomar menos carne.

Es pura conciencia solidaria, llena de defectos y sé soy inconsecuente muchas veces, pero en lo que de mí dependa querría dejar al menos un medio ambiente igual al que recibí cuando nací, ojalá pudiera ser también en ese sentido un mundo mejor, podríamos conseguirlo si nos ponemos a ello.

Los que dicen que otros contaminan, otra personas, otros países, más que nosotros, renuncian a cualquier capacidad de liderazgo, tenemos liderazgo en el Mundo y debemos ejercerlo dando ejemplo e influyendo para que mejore.

En aquellos tempos, la crisis del petróleo de los años setenta, el barril pasó de poco más de 1 dólar a superar los 11; fue la reacción de la OPED (influida decisivamente por Arabia Saudí, Irán e Irak) a la guerra del Yom Kippur, en la que una coalición de países Árabes liderados por Egipto y Siria atacó a Israel que, apoyada por Estados Unidos, resolvió la guerra en semanas.

Con esos precios España no podía permitirse aumentar su deuda exterior desorbitadamente comprando petróleo, de ahí el eslogan: aunque usted pueda pagarla, España no puede.

La crisis económica provocada por el aumento del valor de la energía se cebó con los países occidentales y con España, que aún estaba gobernada por una Dictadura obsoleta y con pretensiones autárquicas, especialmente. La gravedad de la crisis económica hizo todavía más dura la transición política a la democracia.

La grave crisis en Occidente, con la guerra fría de por medio y enfrentado al miedo de una guerra nuclear permanentemente, hizo que la publicidad que servía de apoyo a la llamada al ahorro energético fuese de tintes apocalípticos. En el anuncio emitido por televisión  se veía un coche que se quedaba sin combustible en mitad de la carretera, el conductor finalmente, después de intentar que vuelva a arrancar pese a que el indicador del depósito indica que está vacío, se baja y sigue andando, entonces se ve la carretera llena de coches abandonados.

Me llama la atención al ver el spot en YouTube que las imágenes se correspondían con lo que hoy sería una autovía, para mí entonces algo de película, completamente desconocido e inexistente en la realidad de Andalucía oriental y de casi toda una España tan atrasada.

Le comentaba a Nadie, que durante este descanso veraniego, algún artículo he leído sobre nuestra transición política tan bien ponderada, pero que tuvo una significativa parte de sufrimiento, sangre y violencia, no solamente la del miserable terrorismo y la terrible crisis económica, también la de los estertores del franquismo, una estructura que se resistía a desaparecer, los aparatos de seguridad, aún los de la dictadura, tuvieron su parte, por ejemplo en Málaga, dispararon impunemente contra unos manifestantes, en la Alameda de Colón, matando a un joven de 18 años, hoy tendría 64, un 4 de diciembre de 1977, Manuel José García Caparrós, así se reprimía una peligrosa manifestación que reivindicaba la autonomía para Andalucía.

Sin embargo, cada día se construía democracia y se ganaba libertad, se hacía enorme pedagogía política, mensajes que han quedado en mi recuerdo convertido en convicciones.

En mi memoria, la de una televisión que aún no se acostumbraba al color, hubo dos campañas publicitarias de los gobiernos de la UCD de Adolfo Suárez que me marcaron, la mencionada sobre el ahorro energético y otra igualmente potente, más ideológica, <Hacienda somos todos>.

Francisco Fernández Ordóñez, entonces Ministro del Gobierno de Adolfo Suárez, luego fue también protagonista dentro de los Gobiernos de Felipe González, se enfrentaba a la necesidad de crear un sistema tributario propio de una democracia y hacer ver a todos los ciudadanos que era necesario contribuir y presentar la declaración de la renta. Estamos en el verano de 1978 y heredamos un sistema basado en el fraude generalizado. De las frases lapidaras del Ministro, que también fue responsable de traernos el divorcio, se recuerda la de <Aquí paga hasta el Rey>. Comportamientos personales decepcionantes al margen, indica claramente el espíritu de los tiempos y cómo se iba construyendo nuestra democracia.

El eslogan completo era <Ahora, Hacienda somos todos. No nos engañemos.>. Discusiones aparte sobre la atribución al propio Ministro, al Jefe del Gabinete Técnico del Ministerio o al publicista, lo cierto es que la frase provenía de mediados del Siglo XIX y era del entonces Ministro de Hacienda y luego Presidente del Gobierno, Juan Bravo Murillo, que presentando lo presupuestos exhortó a la Cámara: <desengáñense Señorías, Hacienda somos todos>.

No recordaba la parte del lema, <no nos engañemos>, este tipo de cuestiones debían estar muy presentes en nuestra conciencia democrática permanentemente.

Hacienda somos todos no se refiere solamente al ingreso, también obviamente incluye el gasto, como Hacienda somos todos, y por eso tengo que contribuir, quien gestiona el dinero público tiene la responsabilidad de hacer un uso transparente y eficiente de él.

Vivimos tiempos muy diferentes, pero la memoria del pasado reciente nos trae algunas enseñanzas, quizás sea como la letra de la canción:

Lo mejor que conocimos,
separó nuestros destinos
que hoy nos vuelven a reunir;
tal vez si tú y yo queremos
volveremos a sentir aquella vieja entrega.
Ah! Cómo hemos cambiado
qué lejos ha quedado aquella amistad.
Ah! ¿qué nos ha pasado?
cómo hemos olvidado aquella amistad.

Manuel Camas es abogado

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