Juanma ya no sonríe tanto (II)

La amenaza del colapso sanitario, la ausencia de soluciones efectivas, confiesa el Presidente que le quitan el sueño.

por Pepe Fernández

 

Domingo, 18 de febrero de 2024. En su primer lustro como presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ya sabe perfectamente que hace tiempo que le dio cara su más letal amenaza electoral como presidente de la Junta y consiguientemente como líder del PP-A. Una amenaza que, en contra de lo que muchos puedan pensar, es transversal en términos políticos, no tiene ideologías ni siglas y a estas alturas ya casi rodea al presidente por las cuatro esquinitas del palacio de San Telmo. Su habitual semblante sonriente se ha diluido conforme aumenta la presión social contra su gobierno. Fíjense, el presidente ya no sonríe tanto y aunque pueda parecer que su seriedad es por lo de la amnistía y Puigdemont, en realidad obedece al gran incendio – ‘cuello de botella’ le llama él-  del sistema sanitario andaluz bajo su total responsabilidad política y de gestión.

Paradójicamente a la base principal de esa amenaza, una sanidad pública con visos de colapso en muchas áreas, se le han metido en estos años millones de euros de procedencia regional, estatal y europea. Una millonada que, pese a aumentar la ratio inversora histórica en la Sanidad andaluza, no ha servido para mejorarla, sino todo lo contrario si se valora el escandaloso aumento de las listas de espera, por encima del millón de usuarios esperando pacientemente en casa que les llame el SAS. Para colmo, en este contexto, el gobierno de la derecha ha apostado por cebar con dinero público, vía conciertos – dicen que para rebajar las esperas- a la sanidad privada. “La diferencia es que ahora lo hacemos de forma transparente, con buena gestión y no pagando deuda de años anteriores, no es que gastemos más en conciertos, es que gastamos mejor y lo hacemos con transparencia” sacaba pecho Bonilla ante 108 parlamentarios andaluces.

Una millonaria inversión pública que está ayudando, de paso, a sobredimensionar los consultorios de la privada con el consiguiente descenso en la calidad del servicio. Queda garantizado el descontento generalizado. Sanidad privada que, desde tiempo inmemorial, en cuanto se enfrenta a una dolencia grave y cara, reenvían al paciente a la pública. En el sector privado, sus profesionales, llevan tiempo levantando la voz ante los bajos sueldos que perciben y las miserables cuotas por paciente que pagan las grandes aseguradoras. En la privada la salud es un puro negocio, esa es la gran diferencia con la pública.

El Presidente de la Junta en el reformado hospital militar de Sevilla, con el personal sanitario del centro, que en ese momento no sabía que les habían ninguneado y engañado con un paripé de referéndum para elegir nuevo nombre para la joya de la corona sanitaria de M. Bonilla.
Acerca de Pepe Fernández 96 Artículos
Editor y director de Confidencial Andaluz

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