Rusia controla la mayor parte del comercio mundial de trigo con la invasión de Ucrania

por Francisco Villanueva

 

Viernes, 29 de septiembre de 2023. Europa quiere retomar las exportaciones de trigo por el Mar Negro pero lo tiene muy difícil. Más de 33 millones de toneladas de granos producidos en Rusia y Ucrania han sido exportadas al Norte de África y África subsahariana a través del Mar Negro, controlado hoy prácticamente en su totalidad por la Federación Rusa que preside Vladimir Putin.

Esta iniciativa ha resultado verdaderamente exitosa, con más de 150 millones de personas alimentadas mediante sus envíos, con el agregado de que este acuerdo ha sido posible por la mediación del presidente turco Recep Erdogan y del Secretario General de Naciones Unidas el socialista Manuel Guterres.

El pacto tiene el doble mérito de su eficacia distributiva y de constituir el único cimiento de paz que ha aparecido mientras se agudiza la guerra de Ucrania, y se transforma en un conflicto prolongado, de largo plazo, que puede durar muchos años. Lo que esto implica es que el estancamiento estratégico es prácticamente completo en el conflicto desatado por la invasión rusa a Ucrania; y esto excluye toda solución militar, y obliga a emprender en algún momento una negociación de carácter político para terminarlo.

La vigencia del acuerdo ha provocado una caída inmediata de más de 20% en el precio del trigo en el mercado mundial, y una relativa abundancia en la provisión de este alimento esencial en regiones extremadamente vulnerables y pobres del planeta, también se nota ya en la Unión Europea en piensos animales y panadería.

Vladimir Putin resolvió denunciar lo acordado en los últimos 30 días, aduciendo que los beneficios correspondientes a Rusia no habían sido cumplidos en ningún momento. La decisión del líder ruso provocó un alza de el 15% y el 20% en el precio del trigo, al tiempo que instaló una aguda sensación de crisis en los países Norafricanos y de África Subsahariana.

La Unión Europea evalúa ahora exceptuar a Rusia de algunas de las sanciones impuestas al comenzar el conflicto en febrero de 2022; y permitiría, siguiendo una propuesta del presidente Erdogan, que un Banco Ruso estableciera una parte de su negocio encargada de cobrar los envíos de trigo realizados por Moscú a través del Mar Negro. Esto obligaría a reconectar a Rusia al sistema financiero internacional, especialmente al mecanismo Swift de pagos internacionales inmediatos, del que fuera expulsada debido a la invasión de Ucrania realizada en febrero del año pasado.

La importancia de lo que está en juego la indica que ya son más de 60.000 toneladas de trigo ucraniano lo que se acumulan en los puertos del Mar Negro, clausurados por la flota rusa. Si esta situación se mantiene en los próximos 2 o 3 meses, se desataría una nueva crisis alimentaria en el mundo, que afectaría incluso la estabilidad política de los países africanos.

EE.UU. y Europa han señalado que las sanciones comerciales y financieras impuestas a Rusia el año pasado no incluyen en ningún momento las exportaciones de alimentos. Pero al estar excluida Rusia en el sistema financiero internacional, el efecto práctico es que no puede cobrar el trigo que exporta; y de ahí su decisión de interrumpir lo pactado con el consiguiente impacto internacional.

La región agrícola del Mar Negro (Rusia con Ucrania) es una de las más relevantes del sistema agroalimentario global; y se estima que la invasión de Ucrania por Rusia ha destruido tres ciclos productivos del agro ucraniano que equivalen a tres de las más grandes sequías de alcance global.

A todo esto hay que sumarle que ha ocurrido mientras experimenta una notoria agudización del Calentamiento de la atmósfera o cambio climático, con una multiplicación de eventos climatológicos (altas temperaturas, sequías prolongadas, incendios en las zonas productivas, e inundaciones en gran escala) y todo esto asegura que en la estimación de la FAO, el precio de los alimentos se mantendrá en niveles elevados en los próximos 3 años. El ciclo de precios agrícolas mostró un pico de subida de un 4% en marzo de este año, que fue la culminación de 24 meses de auge exponencial (2020/2021), con precios récord de trigo, maíz, y arroz.

El efecto combinado del cambio climático y de la Guerra de Ucrania ha aumentado los costes de producción de la industria alimentaria mundial, por encima de los niveles pre-pandemia, en tanto que la demanda se encuentra profundamente debilitada por efecto del auge de la inflación, y ante todo en Europa.

Este es el cuadro global en que ha tenido lugar la interrupción del acuerdo entre Rusia y Ucrania para exportar trigo a través del Mar Negro, al punto de transformarlo en un acontecimiento central del acontecer económico mundial.

Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba, es economista y periodista financiero
@FranciscoVill87

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