De Madrid al… infierno

«Yo acuso la incompetencia del Gobierno de la Comunidad de Madrid».

por José Luis Pedreira Massa

 

La gestión de la pandemia en la Comunidad de Madrid, simplemente no es, no existe. Perdón, existe para establecer una punta de lanza y pelea denodada contra el gobierno del Estado, mientras las cifras de Madrid se despeñan en todos los sentidos y sitúan a la Comunidad de Madrid en el peor territorio de España, de Europa y casi a nivel mundial, en esta locura de despeñamiento por inacción, por desconocimiento, por impotencia y por incompetencia, arrastra al conjunto del Estado, ya que si excluimos los datos de la Comunidad de Madrid España se sitúa en unos puestos moderados. Vamos a ver los datos reales de la pandemia en Madrid

      1. Primer dato de definición: la gestión de la sanidad y de los servicios sociales está trasferida a la Comunidad de Madrid, luego la responsabilidad fundamental debe situarse en la Comunidad de Madrid sin excusas ni justificaciones de ningún tipo. Incluye planificación de necesidades y recursos, gestión directa, dotación de recursos y evaluación. No tiene excusa. No vale decir el mantra del “mando único”, porque se reiteró que era a nivel de apoyo y de las decisiones fundamentales, pero todo lo demás seguía en las Comunidades Autónomas.
      2. Desde el año 2005, se planificó, por parte de los sucesivos gobiernos del pp, la “liquidación” del Servicio Regional de Salud en la estructura asistencial y en la política de personal. Durante 15 años se ha venido señalando y avisando, desde diversos colectivos profesionales y sindicales, que la carencia era extrema en recursos materiales (sucesivos accidentes de inundaciones en varios hospitales de la Comunidad de Madrid así lo ponen de manifiesto) y la gran necesidad en recursos humanos profesionales, sobre todo en Atención Primaria, Servicios de Urgencias y Salud Mental. Cuando se lleva un lastre de 10 años y acontece una crisis sanitaria como la actual, la crisis impacta en la organización vulnerable y el desmoronamiento y la insuficiencia está servida y la comunidad de Madrid no puede ni debe eludir su responsabilidad de la gestión durante los 24 años que ha dirigido la sanidad de la comunidad y, por lo tanto, debe asumir la responsabilidad de lo acontecido en los últimos 15 años donde se realizó una política de “tierra quemada” sobre la sanidad y sus políticas tendían a desmontar la asistencia sanitaria.
      3. Desde el año 2005 se inició la liquidación de la estructura de Salud Pública con la desaparición de la Dirección de Salud Pública, se avisó de la nefasta decisión de desmontar dicha organización dependiente de la Consejería de Sanidad. El estado funcional de la salud pública en la Comunidad de Madrid en este tiempo ha sido imperceptible, ante la crisis sanitaria funcionó como una bomba de relojería que dinamitó el funcionamiento de todo el sistema, hasta hacer que la Directora General dimitiera por imposibilidad de sumir las directrices, imposibles de cumplir, en el caso de la desescalada.
      4. La política de recursos humanos en la Comunidad de Madrid se regía por el hecho de situar en crisis las plantillas. No se cubrían las vacantes producidas por jubilación al cien por cien y variaba la reposición según las “presiones” recibidas y lo “adictos” que fueran los equipos directivos de los hospitales o los servicios afectos. Los Centros de Salud de las zonas más desfavorecidas del sur de la Comunidad, siempre eran los mayores deudores y los más perjudicados. La crisis sanitaria fue la puntilla demoledora y se cobró la pieza.
      5. Ante la nefasta política de recursos humanos sanitarios, la crisis sanitaria evidenció que había que actuar. La Comunidad de Madrid lo hizo: cerró los servicios de urgencia de los Centros de Salud, cerró las citaciones habituales de los Centros de Salud y, por fin, cerró física y materialmente los Centros de Salud de algunas zonas de Madrid, una vez más de las zonas del sur de la Comunidad de Madrid, de manera preferente. A día de hoy, estos centros de salud siguen cerrados, la crisis sanitaria golpeó a los profesionales médicos y de enfermería y tampoco se repusieron. Hasta en el reciente debate del estado de la región se explicitaron estos extremos por parte de los grupos de la oposición parlamentaria.
      6. El desescalamiento puso en evidencia la carencia clamorosa de recursos y tras un tira y afloja, con gran sobreactuación de la Comunidad de Madrid, con comentarios de gran calado científico-técnico del tipo “no me ajuntan” en el Ministerio, se consiguió el pase de fase, en contra del criterio de los profesionales sanitarios y de las principales organizaciones del sector salud, incluido el ICOMEM. La Comunidad de Madrid aceleró todas las fases con promesas que luego incumplió: no rastreadores, ni refuerzo de Atención Primaria, Centros de Salud cerrados, urgencias de atención primaria suprimidas y… construcción de un hospital de pandemias, delirio megalomaniaco sin ninguna indicación científico-técnica.
      7. Se puede comprobar que para conseguir el desescalamiento la Comunidad de Madrid se comprometió a cumplir unos mínimos en el contrato de profesionales médicos y de enfermería, así como contratar rastreadores en cantidad suficiente. Nada de ello cumplió la Comunidad de Madrid, la situación ha ido empeorando hasta llegar a estar en la situación actual. No por la acción del Gobierno Central, cuya responsabilidad consiste en haber dado credibilidad a la Comunidad de Madrid, sino por el desconocimiento, la inoperancia, la incompetencia y la estulticia de IDA y su gobierno autonómico, lleno de competencias, con presupuesto aportado por el Gobierno Central y su acción más representativa consiste en reducir los impuestos a las familias más desahogadas económicamente y estimular caceroladas con cubertería de plata y la guinda: privatizar la contratación de 24 rastreadores de los 2.000 necesarios y comprometidos, la excusa para la privatización era que no había tiempo para formarlos, pero es que el tiempo era desde el inicio de la escalada y no lo hizo, yo no creo que fuera desidia, simplemente fue incompetencia.
      8. La gestión de las Residencias de mayores hizo que estos recursos sociales se transformaran en unos lugares de muerte, con evolución casi tenebrosa, más propia de realizaciones de Narciso Ibáñez Serrador en “Historias para no dormir”, que de una gestión actual y de cuidado. Las circulares emitidas por la Consejería de Sanidad que limitaban o prohibían el traslado de personas mayores con Covid-19 a los hospitales y el contenido y redacción mismos de esas circulares, denunciado por uno de los Consejeros del (des)Gobierno de la Comunidad de Madrid, dan cuenta de la desfachatez con la que actuaron. La estulticia y el descaro se ha puesto en evidencia con la publicación de las circulares firmadas y selladas, los borradores no se firman, la población no somos tan tontos. No vale derivar la responsabilidad, por elevación, al gobierno central como pretendieron: la responsabilidad estaba transferida y, además, las decisiones tomadas por el Gobierno de Madrid les delata, solo que aportaron. Ítem más, su irresponsabilidad, incumplimiento de los principios éticos y su incompetencia, su gran incompetencia.
      9. La fantasía, llevada a la práctica, de construir un Hospital para pandemias, que reproduzca el espectáculo de Ifema durante la primera oleada, una construcción que ningún grupo de expertos nacionales e internacionales reconoce, es otro elemento de depauperación dirigido hacia la línea de flotación del sistema sanitario: empezar la casa por el tejado, una política de gestos inútiles, ineficaces, ineficientes e inefectivos. Una inversión sin sentido asistencial alguno, una sinrazón producto más de un delirio megalomaniaco que a una necesidad real. Sí, es un delirio y no una necesidad, en el estado actual de la situación.
      10. La atención sanitaria para el retorno a la escolaridad presencial ha sido otro despropósito que liquida el fortalecimiento de la Atención Primaria, con lo que el trabajo de Salud Pública vuelve a hacer aguas. La famosa enfermería escolar para Covid-19 no sería preciso si se tuviera en la cabeza las funciones de la Atención Primaria, con las actividades comunitarias integradas y la dotación suficiente de personal de enfermería que pudiera asumir, de forma integrada, las acciones en los centros escolares. Esta es una opción diferente que desarrolla la Atención de Salud Primaria y Comunitaria, es el desarrollo de un sistema…¡ah! que para hacerlo hay que saber y conocer, es decir el desconocimiento de la Comunidad de Madrid vuelve a poner en evidencia la gran incompetencia, la insufrible e inasumible incompetencia de un gobierno, el de la Comunidad de Madrid, que va dando tumbos, actuando tarde, mal y nunca, a los hecho me remito.

La Comunidad de Madrid es la Comunidad más rica del Estado, sin embargo, es la segunda Comunidad que menos invierte por ciudadano y año en sanidad; el recorte en inversión pública sanitaria durante los últimos 10 años es la imagen especular del incremento de la inversión de financiación realizada a la sanidad privada desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid. La descapitalización progresiva y constante de la sanidad pública madrileña ha sido la fuente real de la situación en la que nos encontramos en la actualidad. Noam Chomsky ya lo avisó: primero descapitalizar los servicios públicos, por ello la calidad de la prestación asistencial que se realiza disminuye y se hace insuficiente para prestar el servicio a la ciudadanía, con estos pasos ya está justificada la privatización. Parecería que Noam Chomsky hubiera analizado lo que la Comunidad de Madrid ha hecho en la sanidad y la educación.

La consecuencia actual es tremenda: no se han repuesto profesionales médicos, ni de enfermería en Atención Primaria, no existen rastreadores porque se privatizaron una menudencia y se debe recurrir a la oferta de rastreadores del ejército realizada por el Gobierno Central, las urgencias comunitarias permanecen cerradas y los Centros de Salud, sobre todo de las zonas pobres de Madrid, siguen sin abrir, las citaciones para recibir asistencia en los centros de Atención Primaria son imposibles de conseguir (no se contesta al teléfono) o se demoran hasta dos semanas para causas de asistencia inmediata con lo que los usuarios acuden a los servicios de urgencia hospitalarios, originando una sobrecarga asistencial en urgencia, incrementando los riesgos de contagio y encareciendo el acto clínico.

La intervención desde Salud Pública está desaparecida, primero porque no tienen rastreadores en la cantidad pactada y porque, con las condiciones referidas, los Centros de Atención Primaria no pueden desarrollar acciones de salud pública comunitaria, como por ejemplo el apoyo a los centros escolares o a los centros de mayores, con lo que hay que realizar otras supuestas actuaciones que tampoco se desarrollan, pero encarecen la opción.

Con este panorama la Comunidad de Madrid se constituye en el peor territorio mundial en aportar datos sobre contagios y mortalidad, así de sencillo y grave es la cuestión. Esta situación de Madrid es tan nefasta que “arrastra” al conjunto del Estado Española a ocupar el lugar que ocupa en contagios y mortalidad puesto que, si excluimos los datos de Madrid, España estaría en las posiciones de tipo medio-bajo en el conjunto internacional.

El último despropósito de la Comunidad de Madrid ha sido el espectáculo de la confusión creada a lo largo del día 16 de septiembre miércoles: el Viceconsejero de Sanidad declara que habrá confinamientos parciales y sectoriales en Madrid, que se lo ha avisado a la Presidenta por un mensaje de WhatsApp, sí, sí tal y como lo oyen. El Consejo de Gobierno no sabe nada, el portavoz del gobierno (que es el Vicepresidente) ni se atreve a dar cuenta de los temas del Consejo de Gobierno y planta a los informadores.

Mar de confusión, la población desorientada, los profesionales se miran incrédulos.

Yo acuso de esta situación tremenda al actual gobierno de la Comunidad de Madrid y a sus aliados que se transforman en cómplices absolutos de lo que está aconteciendo sin freno ni control alguno ¿No habrá un ataque de sensatez propia y lealtad a la ciudadanía en alguno de estos grupos para rectificar y dar un paso adelante hacia un cambio?

No se puede esperar más, por sensatez, por dignidad, por respeto, esto hay que pararlo. Las instituciones tienen un peligro real de verse arrastradas al fango de una inoperancia supina provocado por la incompetencia tan tremenda de IDA y su gobierno en la Comunidad de Madrid.

No es una cuestión de frasecitas o de ocurrencias, ni de creencias, sino que es tiempo de actuar con evidencias y los datos lo aportan con recalcitrante contundencia. Una vez más, a quien corresponda, por respeto y lealtad a la ciudadanía, por responsabilidad política hay que restablecer la dignidad institucional y este gobierno de la Comunidad de Madrid no puede ni debe seguir un minuto más. Por favor, pido sensibilidad a los grupos parlamentarios.


José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).

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