‘Es gamberrismo, no insumisión’, por Juan Tortosa

No llamemos más insumisión a lo que sencillamente es irresponsabilidad o falta de escrúpulos.

por Juan Tortosa

 

Sábado, 6 de julio de 2022. Quiero reivindicar aquí la dignidad del término insumisión.

Es una transgresión intolerable utilizar este vocablo para definir el comportamiento de según qué miembros o miembras del Partido Popular cada vez que el Gobierno de coalición dicta una norma o promulga una ley. A lo que hace el principal partido de la oposición se le puede llamar gamberrismo, pataleta de niñas maleducadas, desafío irresponsable pero jamás insumisión. Un respeto.

La insumisión significa negarse por acción u omisión, generalmente por razones de conciencia, a cumplir por ejemplo con el servicio militar obligatorio o a pagar determinados impuestos. Significa estar dispuestos a pagar el precio que conlleva adoptar este tipo de decisiones, algo que ni de lejos se plantean los “gamberros” del PP. Como escribió en su día Santiago F. Reviejo en Público, hubo un tiempo en que en nuestro país la insumisión significó “una lucha sin cuartel, tenaz, que llevó a prisión a cientos de jóvenes españoles que incumplieron la ley a conciencia en la mayor campaña de desobediencia civil en España y de las más importantes que se hayan llevado a cabo en Europa”.

Cuando se amenaza con no cumplir leyes que contribuyen al ahorro de energía como estos días está haciendo el Partido Popular, a esto no se le puede llamar insumisión. Cuando se argumenta que apagar escaparates a las diez de la noche significa inseguridad se está manipulando el contenido de un decreto que hace hincapié en una iluminación pública sostenible. No es insumisión, pues; es manipulación. Cuando se anuncia que no se va a cumplir que los termostatos del aire acondicionado estén en los 27 grados, eso es desobediencia, no insumisión.

Estas pataletas no van a ningún lado y en el Partido Popular lo saben. Me da igual que hasta esta cuestión sirva para pulsos internos. Recuérdese que Núñez Feijoóabogó por lo mismo que ha promulgado el Consejo de ministros, aunque Bendodo y Gamarra se alinearan más tarde con quienes, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, la utilizan para sacar petróleo de donde no hay, dado que cada vez parece resultarles más difícil encontrar argumentos de peso para la confrontación partidista.

Tendrán que cumplir la ley se pongan como se pongan. Como tantas otras veces, se trata de lanzar fuegos de artificio de los que se hagan eco los medios de comunicación afines (es decir, prácticamente todos), generar ruido unos cuantos días y después correr un tupido velo como viene ocurriendo con tantos estrépitos que suelen acabar perdiéndose entre las nubes.

¿Es este el Partido Popular que quiere ser respetado en Europa, es esta la organización política que aspira a ser alternativa de gobierno en España? Pase que no sepan una patata de inglés, que reaccionen haciendo el ridículo cada vez que en la Unión Europea y en otros foros internacionales ponderan y valoran el trabajo del Gobierno de coalición, pero si quieren ganarse el estatus al que aspiran se tienen que plantear seriamente dejar de decir y hacer tonterías cuanto antes.

Siendo como somos un país reconocido y respetado en el seno de la Unión Europea, el partido de la oposición y sus mariachis de la ultraderecha no pueden continuar sosteniendo un discurso infantil que, no solo perjudica más a los ciudadanos que al gobierno, sino que además proyecta la imagen de un país bananero que no beneficia ni a nuestros intereses ni a nuestras perspectivas de futuro. Insisto, lo que el Partido Popular está haciendo no es oposición, es un gamberrismo que casa muy mal con el papel institucional que les corresponde como primer partido de la oposición que son y como gobierno que han sido.

Una deslealtad que llevan practicando desde los tiempos del “¡Viva el vino!” de Aznar y Rajoy que lo que en realidad produce es vergüenza ajena. La semana pasada le tocó al “¡Vivan las corbatas”! ¿se puede ser más ridículo? Alguien ha debido darse cuenta de lo estúpido que era y parece que ya ha pasado la fiebre de los memes con corbata en la playa y en los aquaparks. A partir del martes 9 de agosto, cuando entre en vigor el decreto que regula temperaturas e horario de iluminación, esperemos que se dejen de bromas, que ya está bien. No llamemos más insumisión a lo que sencillamente es irresponsabilidad o falta de escrúpulos.

Nos merecemos una oposición con mejores credenciales de las que está mostrando este PP de un Feijoó cada día más descafeinado. Si, como aseguran, quieren dejar atrás los tiempos de la corrupción, este tipo de cortinas de humo lo único que hacen es incrementar las dudas sobre su voluntad de cambiar las cosas y también sobre su capacidad para actuar como políticos solventes.

Juan Tortosa es periodista

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