La familia de George Cojocaru recurre la libertad provisional de Carlos Garrido, el hombre que acabó con su vida tras una violenta agresión en El Portil

A la izquierda, George Cojocaru, fallecido a consecuencia de las lesiones producidas por Carlos Garrido Juárez (a la derecha)

🗞️ El trabajador de 43 años y origen rumano falleció el pasado 21 de agosto a causa de las graves lesiones infligidas por Garrido.

🗞️ El juzgado de Ayamonte imputa al agresor un delito de “homicidio imprudente” y no observa riesgo de fuga.
🗞️ Varios testigos coinciden en haber escuchado a Garrido decir que iba «a quitar las tonterías» al fallecido en represalia por una discusión mantenida con su pareja.
🗞️ Carlos Garrido ha declinado la invitación de La Mar de Onuba para ofrecer su versión y valoración de los hechos.
por Nico Ferrando

Martes, 27 de septiembre de 2022. La familia de George Cojocaru pedirá a la Audiencia Provincial de Huelva que revoque la libertad provisional y ordene el ingreso en prisión preventiva de Carlos Garrido Juárez, el hombre que agredió violentamente a George, un trabajador de origen rumano afincado en Huelva desde hace 21 años, causándole lesiones cerebrales irreversible por las que falleció unos días después en el hospital Juan Ramón Jiménez de la capital onubense.

El fallecido George Cojocaru, de 43 años, en una imagen obtenida de sus redes sociales

El Juzgado de Ayamonte instruye el caso como un presunto delito de «homicidio imprudente» y no observa peligrosidad o riesgo de fuga en Carlos Garrido, natural de Huelva nacido en 1975, quien a sus 47 años, y según ha podido confirmar La Mar de Onuba, acumula un amplio catálogo de antecedentes penales con entradas y salidas de prisión que abarcan desde el tráfico de drogas, robo con violencia e intimidación en domicilios habitados o locales abiertos al público o resistencia a la autoridad, hasta el impago de pensiones.

Emil y Eufrosina, dolor, impotencia e incertidumbre
Emil y Eufrosina, padres de George Cojocaru

Los últimos años de vida de Emil y Eufrosina, los padres del fallecido George Cojocaru, se han llenado de forma inesperada de dolor, impotencia e incertidumbre. En apenas unos días, el matrimonio, de 84 años de edad, ha perdido a sus dos hijos (un tercero falleció por enfermedad hace más de 20 años) en una dramática secuencia de hechos derivados de la agresión sufrida por el menor de sus descendientes en el lejano sur de España.

Cuando supieron en la pequeña localidad en la que residen en la provincia Botosani de Rumanía, que George había sufrido una violenta agresión y que permanecía hospitalizado, en estado de coma y con pocas posibilidades de sobrevivir, su otro hijo, residente en Bucarest y que también se encontraba hospitalizado esos días por causas naturales, sufrió un ataque de ansiedad que le provocó un infarto fulminante y la muerte. Solo unos días después, George también moría en el hospital onubense Juan Ramón Jiménez, a causa de las graves lesiones causadas por Carlos Garrido. 

La pareja, de origen campesino, vive de forma muy humilde tras haber explotado durante años una pequeña huerta cedida por el estado tras la caída del régimen soviético y la dictadura de Nicolae Ceausescu. A su avanzada edad, solo las ayudas que sus dos hijos les hacían llegar con regularidad mejoraba levemente la exigua pensión de apenas unos 50 euros que les ha quedado.

En esta tesitura, el dolor irremisible por la pérdida de sus dos hijos, aunque ambos cuentan con algún apoyo de otros familiares, se amplia con la incertidumbre de cómo van a subsistir los años que aún les quede de vida.

Tras un tedioso y costoso proceso administrativo, han conseguido personarse en la causa que se instruye en los Juzgados de Ayamonte contra el hombre que ha matado a uno de sus hijos hijos y provocado la muerte del otro. Creen, y así se lo han trasladado a la Justicia española -sin éxito, de momento- que la agresión perpetrada por Carlos Garrido contra su hijo menor no puede ni debe quedar en un delito de «lesiones» u «homicidio imprudente» sin mayores consecuencias.

George Cojocaru, profesional de la hostelería nacido hace 43 años en Dorohoi (Rumanía), y afincado en Huelva desde hace 21, falleció el pasado el pasado 23 de agosto en el Hospital Juan Ramón Jiménez de la capital onubense a causa de las graves lesiones cerebrales provocadas por la brutal paliza que le propinó ante numerosos testigos Carlos Garrido Juárez. A este se le imputa, inicialmente, y a la espera del recurso presentado por sus familiares ante la Audiencia Provincial de Huelva, un delito de «homicidio imprudente». Un tipo penal que en su consideración más grave se castiga con penas de prisión de 1 a 4 años, y en la más leve entre 3 y 18 meses.

Según fuentes cercanas al caso consultadas por La Mar de Onuba, Garrido Juárez permanece actualmente en situación de «libertad provisional sin fianza», bajo las mismas medidas cautelares dictadas por el Juzgado de Ayamonte el pasado 2 de agosto, 21 días antes del fallecimiento de George. George se encontraba aún en esa fecha en estado de coma, y el caso se instruía por un delito de «lesiones agravadas».

Entonces, el juzgado impuso a Garrido Juárez la obligación de comparecer todos los lunes, prohibición de salida del territorio nacional y retirada del pasaporte. Asimismo, se dictó «orden de alejamiento no inferior a 200 metros», y prohibición expresa de comunicarse por ningún medio con la víctima (que aún no había fallecido), al considerar que «la mala relación derivada de los hechos» incrementaba «el riesgo de que puedan volver a dar situaciones de conflicto«.

En dos recursos presentados, antes y después del fallecimiento de su hijo George, y tras un proceloso e incongruente laberinto de exigencias judiciales y hasta diplomáticas (impropias entre dos países miembros de la Unión Europea como son España y Rumanía) para poder personarse como acusación particular, los padres de George Cojocaru, Emil y Eufrosina, pidieron que el Juzgado de Ayamonte dictara medidas cautelares más severas. Entre ellas, la prisión provisional, solicitada inicialmente ante el previsible desenlace fatal pronosticado por los médicos, y de nuevo tras el fallecimiento de su hijo. Ambas peticiones han sido rechazadas por el juzgado ayamontino, que no ha accedido a rectificar las medicas cautelares contra Carlos Garrido. Ambas negativas han sido recurridas ante la Audiencia Provincial de Huelva.

Los hechos

Imágenes exclusivas obtenidas por La Mar de Onuba de la agresión sufrida por George Cojocaru el pasado sábado, 30 de julio de 2022 en El Portil (Huelva).

Según la reconstrucción realizada a través de las declaraciones ante la Guardia Civil de las personas que fueron testigos de los hechos, a las que ha tenido acceso La Mar de Onuba, poco antes de las nueve de la mañana del pasado 30 de julio, Carlos Garrido Juárez se personó en el bar Las Redes de El Portil y comenzó a agredir a George Cojocaru con fuertes puñetazos cuando este se encontraba de espaldas y surtiéndose de agua en una máquina situada al fondo del local.

La cámara de vigilancia del establecimiento registró la secuencia, como recoge el vídeo publicado en exclusiva por esta revista el pasado 5 de agosto, en el que también se observa cómo inicialmente George Cojocaru logra evadirse de su agresor tras ser ayudado por otros clientes del local.

Uno de ellos, de unos 70 años de edad, según consta en los atestados policiales, fue amenazado por Garrido, quien le advirtió de que si no se apartaba y le dejaba perseguir a George también le agrediría. «O te quitas o te doy», le dijo según refrendan varios testimonios. «A él le voy a dar seguro; si no te quitas, os doy a los dos«, añadió según consta en los atestados policiales.

Carlos Garrido Juárez, en una imagen obtenida las redes sociales

Personas empleadas del local y otros testigos aseguran que ante tal amenaza, «el hombre de unos 70 años aproximadamente se aparta y fue justo cuando Carlos se aproxima a George«, ya en el exterior del local, propinándole tres golpes en el mentón, «recalcando que el tercer golpe fue el más fuerte, cayendo al suelo desplomado fuertemente«, momento en el que Carlos Garrido abandonó el lugar. Todos los testimonios recabados por la Guarda Civil coinciden en que George no intentó defenderse ni opuso resistencia a la agresión.

La Mar de Onuba contactó con Carlos Garrido el pasado lunes, 26 de septiembre, al objeto de recabar su versión de lo sucedido el 30 de agosto en El Portil, pero este declinó hacer comentarios a nuestra revista.

«Le voy a quitar las tonterías a este tío»

Respecto de las causas que dieron lugar a la trifulca que acabó con la vida de George Cojocaru, las fuentes consultadas por esta revista aseveran que todos los testimonios recabados durante la instrucción policial y judicial de esta causa apuntan a una discusión mantenida la noche anterior entre el fallecido y su pareja en la entrada del domicilio de esta última en la localidad onubense de El Portil.

En dicha discusión habría intentado mediar BTJ, pareja sentimental de Carlos Garrido, quien prestaba labores de asistencia en el mismo domicilio. Varios testimonios. incluido el de la propia pareja del fallecido, coinciden en que George había «cogido del brazo» a BTJ y le había dicho «tú no te metas que te vas a enterar», por lo que BTJ optó por abandonar el lugar. Otros testigos sitúan a Carlos y BTJ, esa misma noche,  en varios puntos de El Portil preguntando «¿dónde vive este tío?», por George Cojocaru, y anunciando «que le voy a quitar las tonterías».

Los padres de George, a través de sus representantes en España, piden que la muerte de su hijo no sea considerada como un mero «homicidio imprudente». Porque a las 8,50 del sábado 30 de julio, Carlos Garrido encontró a George y, más allá de las «tonterías», le quitó la vida.


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