«Puyita» de Ignatius Farray a Huelva en La Vida Moderna, cinco meses después de la polémica con Carolina Marín

«Si hubieran sido de Huelva no lo hubieran entendido. Hubieran dicho ¡tenemos nuestros derechos!», la frase, dicha en su característico tono jocoso, servía la madrugada de este miércoles a los presentadores del programa de humor negro La Vida Moderna para meter una puyita a Huelva, cinco meses después de la enorme polémica por el programa del pasado día 4 de abril, cuando le tocó a Huelva, como lo son también otros pueblos y ciudades, ser la “victima” del humor negro del programa.

Entonces, en la tónica habitual del programa,y al hilo de un titular de La Vanguardia sobre nuestra campeona olímpica, Carolina Marín, que rezaba “En el europeo de Huelva voy a ir a ganar, pero sobre todo a disfrutar”,  los presentadores deslizaron comentarios propios de su corrosivo estilo provocador. Así, el inefable Ignatius Farray aseguró que “tiene mucho mérito tener una mentalidad ganadora siendo de Huelva”, lo que Quequé apuntilló diciendo que en La Vida Moderna “no nos metemos mucho con Huelva porque bastante tienen”. Sobre Carolina y sus ganas de “disfrutar” Ignatius añadió que “entre gayola y gayola os va a meter una paliza”, y finalmente, Quequé invitó al Patronato de Turismo a ser “patrocinador” del programa. Y poco más, pues la broma terminó con palabras de admiración a onubenses ilustres como el fallecido humorista Pedro Reyes, a la propia Carolina Marín y a Martirio.

Sin embargo, la “gracia” de Broncano y su equipo -que ese día también habían bromeado acerca del autismo- fue mal recibida por algunos internautas, que expresaron su malestar en las redes sociales, generando una ola de malestar a la que se sumaron, en una sorprendente nota de prensa, el Alcalde de Hueva y el Presidente de la Diputación Provincial. La polémica en Huelva llegó a un extremo que la cadena Ser se vio obligada a emitir un comunicado en el que pedía disculpas «a las personas y colectivos que se hayan sentido ofendidos por los comentarios vertidos la madrugada del viernes 6 de abril». La emisora aseguró que «pese a existir un debate permanente sobre los límites del humor, que podrían contextualizar este episodio, el mero hecho de que una sola persona se sienta ofendida por comentarios realizados en este programa obliga a la Cadena SER a pedir disculpas por ello». A lo largo de todo aquel lunes 9 de abril, Radio Huelva emitió un comunicado en el que, además de la disculpa, anunció que el programa también rectificaría. Y lo hizo, a su peculiar manera, aquella misma noche:


Unas semanas después, la propia Carolina Marín, conocedora de la agria polémica, optó por quitar hierro al asunto, y no tuvo reparos en participar -con una ejemplar muestra de talante y sentido del humor- en el programa La resistencia’ que Broncano presenta en Movistar TV. Algunos medios describieron el gesto de la campeona onubense como «una reconciliación con la ciudad». Carolina Marín llevó una bolsa con fresas y jamón, y Broncano llegó a decir en varias ocasiones que «Huelva es mi ciudad favorita». El programa también puso diversas imágenes de la belleza de Huelva.

La presencia de Carolina Marín en La Resistencia venía a poner una nota de distendido humor a la ardua polémica generada unos días antes. Especialmente en las redes sociales, donde no pocos onubenses mostraron su indignación, llegando a pedir el «boicot a la Cadena Ser». En algunos casos, los ataque fueron tan desmedidos que el Colegio de Periodistas llegó a emitir un comunicado en el que condenaba las «descalificaciones personales y profesionales» que estaban sufriendo los trabajadores de la emisora.

El Colegio de Periodistas de Andalucía y la Asociación de la Prensa de Huelva condenan las descalificaciones personales y profesionales que sufren los trabajadores de la Cadena SER en Huelva

Este miércoles, cinco meses después, Farray ha ejecutado su particular venganza y ha «regalado» una nueva puyita a Huelva, al hilo de una anécdota contada en el programa. Quequé celebraba la historia de una pareja de Bilbao, recién casada y afectada por un cambio de planes en la producción del programa que le impediría acudir a la grabación del mismo, al haber decidido la cadena que la de ese día sería una edición sin público. La pareja, según el relato de Quequé, había encajado con «el golpe» como «buenos vascos», y aunque La Ser les ofreció acudir -ellos solos- a presenciar la grabación, en un «gesto épico», a decir de Quequé, había declinado la invitación. Sin embargo, para el inefable Ignatius, «si hubieran sido de Huelva no lo hubieran entendido. Hubieran dicho ¡tenemos nuestros derechos!».

Una broma con la que, de forma poco disimulada, el programa se burlaba, en su habitual tono de humor provocativo, de la polémica desatada en Huelva hace cinco meses. ¿Tendrá consecuencias este nuevo «ataque» a los onubenses?


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